Ya realizaste la validación de tus ideas, analizaste los resultados y realizaste un prototipo que funcione a tu buyer persona. Es momento de clasificar a este gran grupo que abarca la palabra “cliente”. Te contamos en esta nota algunos tipos de clientes a tener en cuenta para dividir a tu público objetivo:

1) Usuarios finales:

Son los usuarios diarios del producto. Necesitás conocer profundamente sus necesidades pero también es importante que tengas en cuenta que, muchas veces, son los que tienen menos influencia en el proceso de venta.

2) Influencers:

Valga la redundancia, son los que influencian a los suyos con sus gustos y preferencias para que consuman productos o servicios.

3) Recomendadores:

Influyen las decisiones de compra de un producto. ¿Cuál es la diferencia con los influencers? Este tipo de cliente no solo incluye con sus gustos sino que puede hacer o romper una compra.

4) Comprador económico:

El que más analiza tu producto o servicio. Es un comprador que tiene el presupuesto para realizar la compra pero también debe aprobar el gasto, el que piensa detenidamente si lo vale o no.

5) Decisor:

El que tiene la última palabra y decide realizar finalmente la compra, muy por arriba de los otros clientes.

6) Un extra que nadie quiere pero nunca falta: el saboteador.

Son las personas u organizaciones que están casadas con el status quo. Es clave entender quiénes serían estos saboteadores, ver quién se sentiría amenazado con tu producto, entender la influencia que tiene y pensar en base a eso una estrategia de ventas que los neutralice o los convierta en aliados.

Saber esta clasificación, e incluso adaptarla a las validaciones de tus ideas, es clave para entender a qué público apuntás con cada acción que realizás y estudiar las necesidades que presentan cada uno.