Elegir el problema y colocarlo en una pregunta nos permite arribar a soluciones de impacto y generar una gran cantidad de ideas para el desarrollo del proyecto. La estructura ideal de este interrogante es comenzar por “¿Cómo podríamos…?”.
¿Cómo lo hacés? En esta nota te contamos dos tips para formular la pregunta correcta.
1. Definir el alcance de un desafío de diseño:
Cuestionar y refinar el problema es una oportunidad inspiradora y sugerente para esbozar un mundo mejor. En este proceso de convertir un problema con necesidad de solución en una oportunidad de diseño, debemos formular una pregunta que no sea ni muy amplia ni muy acotada.
2. Enmarcar tu desafío de diseño:
Tomá este modelo para enmarcar el desafío de diseño con tu equipo respondiendo a estas preguntas:
¿Cuál es el problema que intentás solucionar? Nombra el ODS elegido y la meta específica. Encontrá en nuestra nota anterior una breve descripción de cada uno.
Especificá el problema en una pregunta. Formulá el interrogante empezando por “¿Cómo podríamos…?”
¿Cuál es el impacto final que tratás de alcanzar? Describí cuál es la meta que querés lograr a largo plazo.
¿La pregunta admite una variedad de posibles soluciones? Pensá de manera muy amplia posibles soluciones, unas 5 por lo menos, para detectar que la pregunta admite múltiples soluciones.
¿Cuáles son el contexto y las limitaciones a las que te enfrentás? Pueden ser geográficos, tecnológicos, basados en el tiempo o la población a la que intentás alcanzar.
* Esto es con el fin de plantear un punto de partida para luego pensar de manera global. Puede ser un problema que encuentres en otras partes del mundo y que puedas solucionar en el mediano plazo.
¿La pregunta original necesita algún arreglo en la redacción? Si al responder los puntos anteriores notás que hay que hacer modificaciones, este es el momento para obtener una pregunta bien formulada que cumpla con los criterios de un desafío de diseño.
Lográ que tu proyecto tenga un impacto en el mundo. Diseñá tu desafío.
